Foodies por Madrid: El Bistró del Teatro

Durante los pasados fines de semana salir a cenar por la capital podía convertirse en toda una odisea si la intención era ir a un lugar concreto. Agosto, como es lógico, es el momento ideal para muchos hosteleros del centro de Madrid para darse un respiro, por tanto no es difícil salir y encontrarse locales con un cartelito que nos cita para volver a partir de septiembre. Algo así me ocurrió semanas atrás cuando deseosos de disfrutar en la noche del sábado de un vermut y unas buenas croquetas nos topamos con que Casa Julio se encontraba de vacaciones. Algo similar nos ocurrió con las dos opciones siguientes, finalmente en la calle Pez nº 20, frente al Teatro de la Victoria, encontramos un pequeño lugar que nos llamó la atención, tras ver la carta nos decidimos a entrar y así llegamos a un local de reciente fundación (2014) de comida de mercado, El Bistró del Teatro.

Nos encontramos un local pequeño, con una decoración que pretende evocar los teatros de siempre, y una barra larga a la entrada tras la que se esconde un pequeño salón/comedor al fondo con aproximadamente no más de  diez mesas. De inmediato nos prepararon una de las mesas que tenían libres en el salón y nos dieron la carta (aquí podéis ver la carta completa)

Como el antojo era de croquetas, la duda era decantarse por las de Gorgonzola o por las de Boletus, que eran los dos opciones que nos ofrecía la carta. Como somos muy queseros elegimos las primeras, aunque tras un error con otra mesa  las que nos llegaron fueron las de Boletus. Ya que nuestra idea eran unas raciones para compartir, completamos el menú con delicias de pollo con salsa de mostaza y miel y unas patatas asturianas (con salsa de queso azul) todo ello rematado con el disfrute de un par de tercios de cerveza Alhambra reserva 1925.

A pesar del error, las croquetas de Boletusbistrofood fueron seguramente lo mejor de la cena, redondeadas, de gran tamaño, pero no por ello blandas, estaban bien rebozadas, nada aceitosas y muy sabrosas. En definitiva nuestro antojo quedaba satisfecho. Respecto al resto de raciones, también quedamos muy complacidos con las delicias de pollo, una buena presentación, nuevamente nada aceitosas, crujientes y con un salsa sabrosa y con una muy buena textura. Seguramente el plato que menos nos convenció fuera las patatas asturianas, a pesar de nuestro gusto por el queso azul, la mezcla no nos sedujo en exceso.

Mientras cenamos pudimos disfrutar de una buena selección ideal de música negra de fondo que junto con el local hicieron que disfrutaramos aún más la experiencia gastronómica. Una vez finalizado el servicio de cenas, se atenúa la iluminación y el lugar transforma su atmósfera convirtiéndose en un sitio más que interesante para disfrutar de una copa o una cerveza artesanal, recomiendan su cerveza “con agua de mar” Er boquerón.

En definitiva un local más que interesante en el barrio de Malasaña al que, a pesar del error con las croquetas, seguramente volveremos con intención de conocer más a fondo su carta. Si vosotros también os animáis a visitarlo, dado de lo reducido del lugar os recomendamos realizar reserva, lo podéis hacer desde aquí.

Valoración

Comida: Buena

Calidad/Precio: Correcta

Servicio: Bueno

Ambiente: Buena